La creatividad está en tus manos

Granada, Granada, Djibouti
El propósito de este blog es investigar acerca del concepto de creatividad: en qué consiste y cómo estimularla en el sistema educativo. Solo aquellas personas que conocen el proceso creativo podrán elegir contenidos, planificar lecciones y organizar materiales que ayuden a los niños a desarrollar las capacidades, los rasgos y las actitudes propias de una persona creativa. El blog pretende diseñar actividades con objetivos creativos que sirvan para complementar la programación de una lección artística.

domingo, 28 de marzo de 2010

Enseñar y aprender con creatividad

Que la escuela sea el lugar idóneo para fomentar la creatividad nadie lo duda, aunque, por otra parte, también es una intuición ligada a normas cuya responsabilidad primera es la transmisión de cultura y conocimientos. Por ello, se explica que se perciban dos tendencias entre los profesores. De un lado, los que valoran la creatividad, proponen nuevos contenidos, formulan preguntas sugerentes, expresan entusiasmo cuando observan respuestas nuevas en sus alumnos, etc. Y de otro, los que se resisten al cambio, que se ocupan esencialmente de transmitir conocimientos, dar información y reformar rasgos personales tradicionales.

El objetivo de potenciar la creatividad en la escuela debería estar sustentado por un conjunto de orientaciones educativas que hicieran más asequible su ejercitación en las actividades de las disciplinas troncales que se estudian.

Orientaciones educativas:

En el ámbito educativo, la creatividad supone nuevas formas de ver, descubrir, explorar y cambiar y, para ello, tanto profesores como alumnos han de mostrar una sintonía y una actitud abierta a lo diferente y a lo fantasioso. Con estos apoyos recíprocos, los alumnos verán las cosas desde perspectivas distintas, entenderán mejor el mundo que les rodea y solucionarán los problemas habituales en su vida con más originalidad.

Entre los aprendizajes que ha de tener en cuenta un centro educativo que quiera fomentar la creatividad se encuentran:

Aprender a mirar la realidad con ojos nuevos fuera y dentro de las aulas. De esta manera, los alumnos conseguirán la independencia necesaria para dejarse llevar por sus inclinaciones artísticas, literarias o científicas. Al respecto, contarán con la oportunidad de trabajar en proyectos individuales y grupales, tal y como hacen los adultos, y de observar la realidad de la calle de muy diversas maneras, descubriendo, por ejemplo, materiales para el arte en un restaurante de comida rápida, una aventura interesante de un vecino, un tipo de planta adaptable a diferentes entornos o una mejora en los servicios comunitarios. La clave en cada caso está, en definitiva, en que se esfuercen por investigar ideas y fenómenos y que éstos intriguen o preocupen cada vez más.

Aprender a experimentar con las ideas sugeridas por los educadores, por profesionales reconocidos o por los mismos compañeros. Los alumnos han de procurar divagar libremente con ellas y generar múltiples hipótesis antes de llevar a cabo un proyecto o de tomar una decisión. Si el profesor propone estudiar, sea el caso, los datos de la población de un país, los alumnos tratarán de realizar un trabajo exhaustivo y novedoso utilizando diversos criterios –edad, profesión, estado civil, género y cultura- pero, sobre todo, intentarán responder a cuestiones esenciales que les permitan ir más allá de la información explícita, así: ¿qué es lo más relevante de estos datos?, ¿cuál será el crecimiento de la población en las próximas décadas y por qué?, ¿qué factores inciden más en la pirámide de la población?, ¿cuáles son las semejanzas y las diferencias de la población del país analizando en comparación con otros países? Este estilo de aprendizaje exige reflexión y elaboración acerca de lo que se estudia e investiga.

Aprender a registrar por escrito las inspiraciones y los pensamientos personales es otra orientación para tener en cuenta, ya que cada esfuerzo de creación supone la puesta en marcha de una serie de ideas que, una vez captadas y recogidas de manera provisional, podrán desarrollarse posteriormente en circunstancias adecuadas. De este modo, en el bloc de dibujo de un artista caben bocetos diferentes de un mismo objeto; en el diario de un escritor, palabras y frases para esquematizar futuras tramas literarias; en el libro de notas de un científico, observaciones extraídas de los medios de comunicación e hipótesis. Esta estrategia, en sus diferentes formas de registro, proporciona un modo magnífico de no dejar escapar las ideas que justamente aparecen cuando uno va paseando por la calle, antes de conciliar el sueño, mientras se ducha o toma un café o en cualquier otro momento, podrán dar lugar a la creación de valiosas concepciones artísticas, literarias o científicas en circunstancias propicias posteriores.

Es aconsejable que los estudiantes tengan un diario propio donde ir recogiendo sus sueños creativos aunque sean incipientes, como se ha señalado anteriormente. Lo anotado allí no tendrá necesariamente que ser evaluado constantemente por el profesor, sino que, ocasionalmente, sus concreciones serán compartidas, valoradas, estimadas en las discusiones en clase. Es importante tener en cuenta, dentro del proceso creativo, la premisa de que no todas las ideas que surgen se anotan o la de que con las que se trabaja llegarán a producir un resultado final.

Aprender a percibir la vida de manera creativa utilizando frases como las siguientes: “lo que me molesta puede ser el origen de un trabajo creativo y mi frustración puede llegar a convertirse en una intuición de nuevas alternativas de situación”, “apuesto a que esta tarea que estoy realizando es mejorable si aplico otra estrategia más ventajosa de solución, a que son superables algunos errores que cometo cada vez en cuando, a que son susceptibles de cambio muchas cosas que se hacen siempre de la misma manera” y “¿por qué se hacen las cosas así y se abandonan las tareas difíciles?” Estas frases representan un desafío mental ante la situación establecida y ante uno mismo.

Aprender a dedicar un tiempo suficiente a las tareas. Para ello, conviene elegir tareas que requieran reflexión y que permitan ciertos momentos de desconexión de las mismas. Son situaciones que podrían considerarse como la fase de incubación de la creatividad, en la que se deja de pensar conscientemente sobre un hecho para que el inconsciente trabaje y combine información y fantasía. La calidad de un producto está, la mayor parte de las veces, en función del tiempo y de la energía que se invierta en él. Las soluciones inteligentes, en ocasiones, exigen días; los saltos cualitativos, meses o años.

Las orientaciones han de estar recogidas en las programaciones, es decir, en las lecciones que se presentan a los alumnos, con una didáctica nueva para que produzcan un impacto en sus mentes. Las lecciones deben focalizar la atención en aspectos importantes y generales, más que en hechos o técnicas secundarias o específicas, y también en conceptos y generalizaciones y en preguntas sugerentes, individuales o grupales; asimismo, deben suscitar en los estudiantes el cuestionamiento sobre sus propias ideas y sobre el mundo que les rodea y proponerles una serie de estrategias que les ayuden en el proceso de solución de problemas, no solamente propios, sino también ajenos al campo de su conocimientos.

En el desarrollo de la lección en sí mismo, uno de los momentos didácticos en los que más puede estimularse la creación es al impartir las instrucciones de una tarea determinada, las cuales preparan la mente del estudiante para trabajar con niveles diferentes de profundidad, creación y comportamiento estratégico. Ya Harrington (1975) demostró que, cuando las personas reciben orientaciones explícitas en las que se les invita a manifestarse creativas, dan respuestas más originales que las que reciben instrucciones estándar. Y recientemente, Runco y Okuda (1991) muestran que las directrices para encontrar y resolver problemas influyen en las percepciones de las personas sobre la tarea y en la fluidez y originalidad de sus respuestas.

Parece ser, y es una explicación coherente, que el contenido de una instrucción es esencialmente procedimental, es decir, ofrece la información necesaria para saber cómo hacer las cosas. Esta idea es compatible con las estrategias de aprendizaje, tan eficaces en la ejecución de las actividades.

Si ante una tarea de solución de un problema abierto se dan instrucciones distintas, las respuestas seguramente serán diferentes. Compárense los siguientes tipos de instrucción, el lector mismo podrá sacar sus conclusiones sobre los efectos que puedan producir.

1. Instrucción creativa: la tarea que se te presenta es una oportunidad que se te ofrece para que ejercites la imaginación y la creatividad. Podrás comprobar que eres capaz de solucionar problemas de la manera más original posible. Escribe cuantas respuestas originales, nuevas o diferentes se pasen por tu cabeza. La solución del problema requiere cierto grado de creatividad, luego no debes inhibirte para proponer cualquier sugerencia que llegue a tu mente respecto a la solución o a las dificultades que puedas encontrar en el camino. Lee con atención el texto y, después, trata de resolver el problema.

2. Intrusión estándar: la tarea que se te presenta es un ejercicio de solución de problemas. Lee con atención el texto y, después, trata de resolver el problema.

Justamente, pues, en la transmisión de contenidos, en las instrucciones y, en general, en la escuela se deberá ofrecer un clima propicio para que los alumnos detecten problemas en el mundo, en los demás y en su propia conducta, se interroguen acerca de sus actuaciones, aprendan a formular preguntas más que a responderlas y se sientan libres para actuar sin la constante dirección y supervisión del profesor. Los científicos consideran la escuela como el mejor campo de cultivo de la creatividad, como una organización potenciadora o, por el contrario, inhibidora de la misma. Cuando una institución facilita la idealización, la libre expresión, la inventiva y el descubrimiento del propio entorno, está facilitando actitudes para desarrollar capacidades creativas. La escuela no sólo debe referirse a lo conseguido en el pasado, sino también preparar a los creadores del futuro.
De Bono, E., "El pensamiento creativo: El poder del pensamiento lateral para la creación de nuevas ideas". México: Paidós, 1994.
Marín, R., "Didáctica de la educación artística". Madrid: Pearsons & Prentice Hall, 2003.
Marzano, R., "Dimensiones del aprendizaje". México: ITESO, 1997.

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